La vida
me enseñó a amar sin egoísmo,
contra viento y marea.
A pesar de las lágrimas,
el tiempo y la distancia.
Me enseñó a no esperar recompensa.
A encontrarla tan solo
en saberme sincera.
Me enseñó a amanecer llorando,
a secarme las lágrimas
y caminar al trabajo.
A llorar a escondidas,
a morderme los labios.
A nunca, pero nunca,
esperar un abrazo.
Me enseñaron a amar en silencio,
a pesar de las llamas
que recubren mi alma.
Hermoso!!
ResponderEliminarMe vi ahí, en esas palabras...